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13 feb 2010

Máquinas de sentir

Describir lo que Kapuscinski define con el término imponderabilia es ya de por sí complicado; imposible es describir una sensación, pues estas fueron inventadas para ser sentidas. Ayer sentí algo hermoso y especial. De hecho, me sentí especial. Rodeada de poetas, brujas, cantores y seductores, artistas de la vida y del arte, amigas, amigos y sobre todo, mucho amor. No pretendo describir El jardín de las delicias, sencillamente, una magnífica compañía.

Porque al final, lo que marca nuestra vida, no son los trabajos, ni la carrera, ni las aficiones en sí. Lo importante, lo que nos hace saber que sentimos y que queremos seguir sintiendo, son las personas que nos encontramos en cada una de las horas de nuestro tiempo. Algunas se hacen amigas desde la infancia, en el colegio, y esas son las que siempre dirán que te conocen mejor que nadie, porque te conocen de antes; otras en las clases de música, y esas dirán que hay tiempo para todo, porque saben que el tiempo es importante en el ritmo y a la inversa; otras en el trabajo, y esas dirán que puedes con todo, porque en el trabajo has demostrado poder cuando no quedaba otra. En la universidad encontrarás personas que se harán amigas, y esas dirán siempre que al principio no pensaban que la amistad llegaría hasta el punto alcanzado, porque cuando llegas sin nada, no tienes nada que perder, pero llevado un tiempo, descubres que no quieres perder nada... ni a nadie.

La imponderabilia pues, no depende sólo de olores o colores. Las personas son impulsoras de sensaciones. Máquinas de sentir y de hacer sentir. Cuando te sientes capaz de sentir cosas que nunca has sentido, significa que hay alguien con mucho potencial (negativo o positivo) cerca de ti. Los lugares pueden cambiar, las relaciones tal vez, las personas, seguro. Pero una vez que llegan a marcar nuestra vida, ya no se borran del mapa.

Entre días y pasillos, de repente te encuentras con personas que no esperabas, y que sin embargo, ya sea con una putada o con un abrazo que se agarra, no se olvidan nunca y se llevan siempre en la memoria. Al final, lo que marca nuestra vida son las personas que nos hacen llorar, reír, y como siempre, patinar.


3 comentarios:

  1. Patina todo lo que quieras, o todo lo que sientas... beso

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  2. todo lo que sienta, supongo ;) Gracias!

    Os habéis dado cuenta de que cuando nos queremos acordar de lo que hacíamos en una fecha pasada, para recordar dónde estábamos pensamos en la compañía que teníamos?

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  3. Es verdad, no había caído. Quizá es que importa más con quién haces las cosas que qué haces realmente. Es como cuando ves algo bonito, o te comes algo rico, o bebes un vino delicioso: si no lo puedes contar, lo disfrutas la mitad.

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